Preguntas nunca antes formuladas. A propósito del día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
Por Laura Pasquali*
La discriminación por sexo resulta de una constitución sociohistórica del rol asignado a mujeres y varones y la ciencia no ha hecho más que reflejar lo que ocurre en la sociedad; originada en grupos e intereses específicos, no es neutral ni ajena a los conflictos. Una cara de esa disputa es la presión que desde siempre han ejercido las mujeres, históricamente excluidas, por recibir educación científica y ser reconocidas por sus producciones. Nuestras predecesoras han denunciado en soledad y soportando impugnaciones, que la ciencia en su doble aspecto, proceso y producto, es sexista y aprendimos que esa certeza es clave en la transmisión intergeneracional. Hay una responsabilidad de las adultas en proporcionar modelos, fomentar inquietudes, valorar las actitudes y expectativas que las niñas y adolescentes tienen hacia la ciencia y la tecnología ya que eso puede habilitar sus opciones en el futuro. Conocer, jugar, teorizar sobre ciencia aporta al empoderamiento de las mujeres pues la educación, la información y la comunicación en definitiva juegan un papel tan importante como la sanción.
Y la condición de posibilidad de todo aquello es el feminismo, paradigma teórico, ético, político, social que nos ayuda a evidenciar la centralidad de los aportes de las mujeres al conocimiento científico; que advierte que con la presencia femenina emergen temas, problemas y preguntas que nunca antes se habían formulado. Con el feminismo se revelan perspectivas nuevas enteras sobre la epistemología, las hipótesis, los datos, la metodología… Y gracias a él, yo estoy escribiendo estas líneas.
*Laura Pasquali es doctora en Humanidades y Artes, con Mención en Historia. Investigadora de la UNR, miembro de Investigaciones Socio-Históricas Regionales (ISHIR, CONICET-UNR), en donde dirige la sublínea de investigación “Género y movimientos de mujeres en Argentina contemporánea”.
