A setenta años de su muerte, Eva Perón sigue despertando intensas pasiones. En esta nota, el historiador Diego Mauro se pregunta qué hubiera pasado con el gobierno peronista si su muerte no se producía inesperadamente en 1952.
Por Diego Mauro.
Publicada el 26 de julio de 2022 en La Capital:
https://www.lacapital.com.ar/70-anos-la-muerte-eva-peron/y-si-evita-no-moria-1952-que-habria-pasado-1955-n10022674.html

A setenta años de su muerte, Eva Perón sigue despertando intensas pasiones. Se trata probablemente de la mujer más amada y, al mismo tiempo, más odiada de la historia argentina. A pesar del paso del tiempo, su huella no se ha desdibujado. Por el contrario, no deja de ser objeto de nuevas apropiaciones y reinvenciones políticas que ponen en evidencia su actualidad y su potencia simbólica. Sin ir más lejos, en los últimos años, durante los debates sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, se popularizaron imágenes de Evita con el pañuelo verde en el cuello. También, claro está, las hubo con el pañuelo celeste.
La mayoría de las historiadoras y los historiadores especializados en la temática coinciden en subrayar su centralidad en los años de formación del movimiento justicialista y su importancia en la construcción del rostro más plebeyo del peronismo. Su rol, además, fue fundamental en términos organizativos, tanto desde la fundación que llevaba su nombre como a través de la creación del Partido Peronista Femenino. Una estructura política integrada exclusivamente por mujeres. Como ha estudiado la historiadora Carolina Barry, el impacto de estas acciones alentadas por Eva antes de su muerte fue muy significativa. Para que nos hagamos una idea, en unos pocos años más de un centenar de mujeres se convirtieron en legisladoras. En 1953, además, una mujer fue nombrada vicepresidenta primera de la Cámara de Diputados. La Cámara de Senadores, por su parte, eligió a una mujer como vicepresidenta segunda. Para volver a hallar estos niveles de representación femenina en el país es necesario viajar en el tiempo medio siglo hasta finales de la década de 1990, cuando en el marco de la vigencia de la Ley de Cupos se superaron los números alcanzados en 1955.
Más allá de los datos y los hechos concretos, en todos estos análisis sobre el peronismo subyace siempre una pregunta contrafáctica que no suele plantearse de manera directa, pero que, sin embargo, es fundamental. ¿Qué hubiera pasado si Eva no moría inesperadamente en 1952 con tan solo 33 años? La historia contrafactual, esa que se ocupa de pensar lo que hubiera pasado si…, no es muy popular ni prestigiosa en la historiografía argentina. En buena medida con razón puesto que muchos de sus ejercicios han dado malos resultados en otras latitudes o se han deslizado directamente al terreno de la ficción literaria.
Plantear la pregunta con prudencia puede ser una buena manera de calibrar la significación de Eva en la vida política argentina. Dicho de otra manera, una forma de comprender mejor su importancia en los orígenes del movimiento encabezado por Juan Domingo Perón y su relevancia frente a otras figuras de peso por esos años. Doy un ejemplo para intentar explicarles mejor el argumento. En 1952 murió nada más ni nada menos que el vicepresidente Hortensio Quijano, electo además para un segundo mandato. El hecho no solo es desconocido por el público amplio en nuestros días, sino que su muerte tampoco despertó demasiado interés entre los historiadores. ¿Hubiera cambiado algo si Quijano vivía más tiempo? Parece poco probable suponerlo y por eso la pregunta contrafáctica ni siquiera suele formularse. Por el contrario, en el caso de Eva Duarte, aunque no ostentaba ningún cargo político formal, su muerte es considerada un verdadero parteaguas y alimenta todo tipo de interrogantes, que, justamente, demuestran su importancia.
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